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Autor: Antonio Fuentes Bujalance.
Magistrado especialista en Derecho Mercantil por el CGPJ.

Aún no hemos terminado de salir de la crisis de 2008 y ya tenemos otra llamando a la puerta. Esta vez es mucho más grave porque se está llevando por delante la vida de muchas personas y lo hace además de una forma muy cruel sin poder tener siquiera el último adiós de sus seres queridos, verdaderamente desgarrador. El virus mata, pero la gran derivada de esta crisis sanitaria será una galopante crisis económica, y este tipo de virus, el económico también mata. Mata ilusiones, mata proyectos, mata esfuerzos y sacrificios, incluso también mata vidas, si, no saldrán en los informativos, pero los problemas económicos también son capaces de matar a quien los sufre. Con todo, es momento de contener el ataque a nivel sanitario, y también de pedir responsabilidades, lo uno no excluye lo otro, pero también lo es de ponernos a trabajar para recuperar económicamente el país. Nuestros sanitarios, fuerzas de seguridad, ejército y tantos y tantos profesionales siguen haciendo su trabajo para curar y que los suministros no falten, ojalá no olvidemos nunca lo importante que es nuestro sector primario, nuestros ganaderos, agricultores, pescadores, las acciones tecnológicas no se comen, aún no he visto a nadie alimentarse de bonos corporativos ni desayunar dividendos, cuidemos nuestras fortalezas, somos un gran país, vamos a salir adelante, tenemos unos profesionales maravillosos, en estos días uno ve las noticias y observa como conectan con españoles que imparten clases o trabajan en instituciones prestigiosísimas, científicos. Pero también aquí vemos a los sanitarios que se juegan la vida por poner el ejemplo más visible, un país donde su gente es tan valiosa saldrá adelante, apartaros los vagos, los mediocres, aquellos que no saben hacer otra cosa que “vivir del cuento” que no saben lo que es el esfuerzo, los que siembra desunión y enfrentan con fantasmas del pasado más que preocuparse del futuro, los que dan lecciones aquí y allá pero su ejemplo es vergonzante, los vendepatrias y los salvapatrias, si no sabéis ayudar, fuera, dejad el país en manos de los mejores, no estorbéis con vuestras polémicas y guerras absurdas, desapareced de nuestra vida y dejadnos trabajar y esforzarnos en paz.

Si alguien ve en esto un alegato político se equivoca, hace mucho tiempo que no tengo color ni absurdos y caducos ideales políticos, porque no hablo de política, sino de personas, no hablo de siglas o colores, sino de gestión, no hablo de ideales sino de eficacia, cuando en este país valoremos la gestión y no el color, cuando mi vecino sea mi vecino y no el rojo o el facha, cuando antes de pedir nada, o cuando se pida, veamos que ejemplo nos da el que lo pide, cuando la democracia no sea rehén de los colores, cuando no elijamos contra alguien sino a alguien, entonces habremos entendido bien qué es la democracia.

Podría pensar el lector de estas líneas que me he equivocado de sitio o de título, pero no, porque como decía se nos viene encima momentos complicados en el plano económico y si queremos salir lo mejor parados posible, aquí también, claro que si, vamos a necesitar a los mejores, con esfuerzo y sacrificio, pero a los mejores, no es tiempo de probaturas, nunca debió serlo, pero ahora más que nunca la experiencia y la excelencia deben adornar como cualidad a todo aquel al que se le encomiende una tarea. Lo sabemos, la crisis económica va a provocar fuertes tensiones en el seno del tejido empresarial tan necesario para un país, y en el seno de esta situación el instrumento del proceso concursal será una de las herramientas que más van a sonar a todos los operadores económicos y jurídicos. El propio Ministerio de Justicia ya ha adelantado un plan de refuerzo de la jurisdicción mercantil aventurando lo que se avecina, pero si como decía necesitamos a los mejores, aquí también es más que necesario, no bastará con el esfuerzo, una vez más, de los órganos mercantiles, necesitamos en esta tarea a la administración concursal, a los profesionales que se dedican a esta actividad, pero los necesitamos aprendidos y dispuestos a dar lo mejor de si, el huracán se acerca y llegará un momento, pronto, que estaremos en el centro del mismo y junto a nosotros estará la AC. Nosotros, los jueces, debemos aplicarnos esa exigencia de esfuerzo y excelencia, creo que ya lo hacemos sin duda, pero también debemos exigirla a quien sin duda están llamados a ser, siempre lo han sido, unos profesionales esenciales en esta tarea, ¿están preparados? ¿estáis preparados?

La situación de la AC en España ha sufrido ciertamente avatares de todo tipo, pero lo cierto es que aún está por definir de manera clara su función, ni siquiera el kilométrico art. 33 de la Ley Concursal colma ni mucho menos este déficit, porque no se trata tanto de actos procesales concretos sino de capacidad de decidir y de autonomía. Si pretendemos que la AC siga siendo un mero apéndice del Juez del concurso nos equivocamos. Salvo contadas excepciones, la mayoría de los administradores concursales en demasiadas ocasiones acuden al Juez para “validar” sus decisiones, provocando retrasos e ineficacias en el proceso, por ello deben entender que están obligados a actuar y a tomar decisiones con autonomía. La Ley Concursal ya fija un severo sistema de responsablidad de la AC, se les exije además un importante seguro de RC, es decir la norma ya está pensando en un órgano que toma decisiones sensibles y relevantes, pues hay que tomarlas. Y si, también los Jueces debemos hacer autocrítica y saber delegar, no todo tiene que pasar todo por nuestro despacho, de hecho cuanto menos pase mejor, designar un AC es, debe ser, un acto de confianza, pues confiemos. Cierto que este sistema perverso ha llevado, nos ha llevado a muchos, a buscar sistemas que eviten la polémica en torno a la designación de la AC, muy cansados ya de tanta mentira y medias verdades con espúreas intenciones, pero al final siempre llegamos a la misma conclusión, necesitamos profesionales formados y motivados. El derecho concursal es una materia sumamente compleja, interdisciplinar y que requiere incluso de aptitudes que van más allá de una buena formación jurídica o económica. En mis ya 12 años de experiencia en las trincheras de esta jurisdicción, he visto muy buenos profesionales técnicamente hablando pero que no son capaces de gestionar la revuelta de un comité de empresa, y profesionales que quizás son menos brillantes en el apartado técnico, pero son capaces de “torear” en las peores plazas y salir por la puerta grande, hay que saber, pero también hay que saber saber. Todas estas reflexiones realmente nos llevan a un lugar común en el que seguramente todos coincidiremos, el de la profesionalización de la figura del AC y el de su adecuado tratamiento retributivo. Si exigimos profesionales formados, con equipos y con estructura, no podemos exigirlo a cambio de miseria. Uno de los grandes males de este país es querer a los mejores y exigirles, pero que cobren, con todos los respetos, como un peón de obra, y eso es inviable. Si exigimos compromiso formativo, profesionalización, estructura y motivación, eso hay que pagarlo, y hoy en día hay demasiados incentivos perversos que impide ello. Cuando hablo de la figura de la AC a mis alumnos de la facultad sean del grado que sean (ADE, Derecho..), siempre les pongo el mismo ejemplo. Piensen en un empresario que está en dificultades, decide hacer uso del instrumento del procedimiento de insolvencia que está preordenado realmente para el salvamento de empresas y al final de dicho proceso consigue un acuerdo con sus acreedores, una quita de, por ejemplo 1 millón de euros de deuda y además consigue pagar a gran parte de sus acreedores, por todo ello pongamos que la AC va a cobrar 60.000 euros, ¿lo veríamos un “servicio” caro?. Nunca ningún alumno ha dicho que lo sea. Y si, ya se que la mayoría de los concursos, por desgracia acaban en liquidación, pero por lo general no es culpa de la AC, y ello aún sabiendo que aún en liquidación se pueden conseguir resultados muy satisfactorios y mantener actividades,empresas y empleo.

Como decía, las aptitudes y la interdisciplinalidad son elementos esenciales en una buena AC. Va contra las normas de estilo la autocita, pero me las voy a saltar. En las conclusiones de los estudios realizados en el seno de mi tésis doctoral, aún por culminar, analizando con herramientas de inteligencia artificial factores explicativos del resultado del procesos concursal, y después de conformar una base de datos de procedimientos concursales reales que me ha llevado varios años, uno de los elementos que más influyen en el hecho de que un concurso acabe en convenio, es el dato de haberse nombrado un auxiliar delegado en el proceso. Uno pude darle varias explicaciones a esta conclusión, pero no me negarán que una de las posibles y quizás más factible, precisamente sea que en los procesos donde trabajan profesionales con aptitudes y conocimientos complementarios las posibilidades de éxito son mayores, y ello lo que pone en valor es precisamente el conocimiento y la formación interdisciplinar. Recuerdo una vez que un AC, letrado, me dijo que en un proceso concursal lo relevante era el trabajo jurídico porque “unas cuentas las puede interpretar cualquiera”, craso error, no se trata sólo de interpretar unas cuentas, que tampoco puede hacerlo cualquiera, se trata de las aptitudes y la visión que tiene el profesional de la rama económica que no tiene el jusrista, ambos son complementarios a la hora de tratar un enfermo complejo como es un concursado, y no me valen títulos colgados de una pared, la titulitis ha hecho mucho daño en este país, lo relevante es la experiencia.

En estos días hemos tenido conocimiento de un borrador de plan de choque elaborado por el CGPJ para preparar a los juzgados por el esperado incremento brutal de asuntos que se prevé. Dentro de las mismas se introduce el desarrollo de una vez por todas de la denominada cuenta de garantía arancelaria para atender una mínima retribución de la AC que no puedan cobrar nada por falta de bienes en los concursos en los que se actúe. Puede parecer a algunos buena noticia, pero en mi opinión no lo es, y no lo es porque a buen seguro, no sólo es que, como prevé la norma, esa cuenta se va a dotar con una especie de “impuesto” a cobrar a los AC que puedan cobrar en sus procesos, sino que a buen seguro lo que servirá es para repartir migajas, y con migajas no se retribuye de manera digna a nadie y desde luego no será la mejor forma de incentivar la profesionalización y la especial dedicación, y esto, nos lleva a la siguiente cuestión, las listas de AC no pueden ser infinitas como lo son ahora. Parezco el abuelo cebolleta, pero contaré otra anécdota. Allá por el año 2014, unos meses antes de mi traslado del Juzgado Mercantil de Málaga al de Córdoba, entre mi querida compañera Rocio Marina y yo, y con la inestimable colaboración de varios Colegios Profesionales logramos consensuar un sistema de designación de AC que aún hoy en día sigue en vigor y que incluso personal del Ministerio de Justicia se desplazó a Málaga para ver como funcionaba. El sistema consistía unificar las listas de AC de todos los Colegios, y mediante un sistema informático bajo distintas variables, el Juez designada a la AC, todo ello además con plena transparencia y acceso público, tecleen www.administradoresconcursalesmalaga.es, podrán acceder al mismo. Aparte de mil anécdotas y curiosidades que podría contar en torno a esta iniciativa, una de las cosas más curiosas fue ver como en el momento en que entró el sistema a funcionar, 1/10/2014, la lista unificada de AC arrojaba si la memoria no me falla alrededor de 1500 AC inscritos. Uno de los requisitos que pedimos a los Colegios para comprometernos los Jueces de Málaga a seguir este sistema, fue que los inscritos debían acreditar una formación mínima de 20 horas al año, tan sólo 20. Pues bien, al renovarse las lista para el año 2015, se paso de esos casi 1500 a menos de 700, hoy en día hay inscritos 407. La conclusión es que hay una bolsa de profesionales que “van y vienen”, pero seguramente estos no tenga el mismo interés, experiencia y capacidad que quien nunca se fue, por eso es importante tener esto muy en cuenta en estos momentos y para el futuro.

Profesionalizar y retribuir, dedicación y formación, delegar y confiar en los mejores, estas son las asignaturas pendientes, las tareas pendientes de cada uno, legislador, profesionales y Jueces, sólo trabajando en equipo saldremos de esta y en ese equipo la AC debe jugar un papel decisivo y poner al servicio de la reconstrucción del país su saber hacer que es mucho, hay grandes profesionales que saben hacer su trabajo, dejemos que lo hagan, estamos, estaremos, en el ojo del huracán y en ese lugar sólo resisten y deben estar los mejores, la tormenta pasará pero si queremos hacer algo por nuestro país durante la tormenta todos deberemos dar lo mejor de nosotros, vuelvo a preguntar, ¿estamos preparados? ¿estáis preparados?, creo que si, la mayoría si y el que no lo esté que se aparte.

10 Comentarios

  1. No puedo estar mas de acuerdo.
    Gracias.
    Saludos

  2. Buenas tardes Antonio y recuerdos desde Huelva.

    Ayer pude comprobar que estabas en la conferencia de Eduardo organizada desde Aula Concursal y nuestra APACSA.

    El artículo resume cuál es nuestra situación. Coincido que la Cuenta Arancelaria no es más que un impuesto a futuro para todos nosotros. No tengo ninguna esperanza en ello.

    Particularmente -es una opinión muy personal- siempre he defendido la designación directa por parte de los Jueces de lo Mercantil porque son quienes, al nombrar, mejor conocen las características del nombrado en función de las características del concurso presentado.

    ¿Que ha podido haber excesos?. Como todo en la vida. Para eso están las posibilidades de denuncia de estos supuestos.

    Si resulta evidente que todos confiamos en el criterio e imparcialidad judicial en la resolución de conflictos, entiendo que la misma confianza de criterio e imparcialidad debemos tener con los nombramientos de los AC. Y si queremos aplicar otro razonamiento más coloquial: “No conozco a nadie que tire piedras sobre su proio tejado”.

    Abrazo.

  3. Es cierto que la función de la Administracion Concursal es critica para el buen funcionamiento del Concurso, pero también es cierto que pretendemos que los profesionales “autónomo” y empresas “privadas” dedicadas a ello, se les pide profesionalidad, actualización, medios, y honorarios, discutidos, de la masa, si esta existe.
    Por contra, en nuestra experiencia no hemos visto, salvo en pocas, y honrosas excepciones, no se aprecia, ni agilidad judicial, ni motivación en el personal de la oficina judicial, lo que provoca que los concursos se eternicen.
    La colaboración, empatía y dignificación de todos los que desarrollan la necesaria labor de la crisis empresarial es necesaria para, no solo el sostenimiento del tejido empresarial, si no la adecuada satisfacción de los contratos entre partes.

  4. El artículo incide en la problemática de la retribución digna de unos profesionales cualificados, pero obvia un problema que se avecina, los concursos consecutivos, algunos competencia de los juzgados mercantiles y otros de los de primera instancia, según la condición del deudor.
    En estos procedimientos que se inician en un expediente de acuerdo extrajudicial de pagos AEP, en la mayoría de ellos los honorarios del Mediador y luego administrador concursal no llegan ni a 200 euros.
    Hoy el Consejo de Ministros se reúne y posiblemente apruebe, a instancia del CGPJ, la obligatoriedad de los mediadores concursales de aceptar las designaciones so pena de quedar inhabilitados como MC y AC por un periodo de tres años. Tendremos que optar por abandonar la profesión de MC o continuar, perdiendo dinero tiempo y dignidad.

  5. Gracias, D. Antonio.

    En primer lugar, por su sinceridad a la hora de comentar sin filtros la situación actual en España, y exponer sus ideas sobre los problemas estructurales de la nación que siempre vienen a suponer palos en las ruedas cuando nos tenemos que enfrentar a otros, de carácter endémico (en la actualidad, el COVID-19; en el pasado, los que nos llevaron a la crisis de 2008…). Y me uno en el elogio a esa gente que, cumpliendo día a día con su obligación, tira de un carro lastrado por vendepatrias, salvapatrias, vividores… como Vd. bien relata.

    En segundo lugar, por poner en marcha un sistema de designación en Málaga que encuentro de lo más razonable, justo y transparente, y del que entiendo deberían beber otros magistrados (hasta que por fin se desarrolle reglamentariamente el Art. 27 y ss de la LC; ¿lo llegaremos a ver?). Siguiendo con su exposición, muchos profesionales nos consideramos con el suficiente “interés, experiencia y capacidad”: nos formamos periódicamente, llevamos mucha ‘mili’ a nuestras espaldas, nos consideramos perfectamente capaces y preparados, …; y vemos pasar los años en buena parte de los juzgados sin que se nos designe en procedimiento alguno. Valga el símil deportivo: Raúl González pudo demostrar su valía gracias a la oportunidad que un día le brindó Jorge Valdano.

    Me permito discrepar en una cuestión: la cuenta de garantía arancelaria nos ayudará a muchos a mantener la esperanza en esta profesión; y es que, mientras esperamos (con paciencia bíblica) esa oportunidad en la que, retribuidos justamente por ello, podamos acreditar nuestra capacitación para el ejercicio del cargo encomendado, podremos cubrir, al menos parcialmente, los costes incurridos en gran parte de los procedimientos en los que se nos designa, abocados a la conclusión del 176bis.

    Un saludo desde Elche.

  6. Mediador Concursal
    Hay que recordar que el Legislador se ha preocupado por la necesidad que los mediadores concursales tenga una formación reconocida, pero no se ha preocupado de su retribución, implantando un mecanismo perverso que es la obligación del solicitante de la segunda oportunidad al pago de los honorarios de los Mediadores Concursales.

    El CGPJ ha propuesto como medida de choque, (medida 3.14), tras la finalización del confinamiento, que los Mediadores Concursales que no acepten sus designaciones sean sancionados con inhabilitación de 6 meses a 2 años como mediadores concursales o administradores concursales, además de poder ser responsables de los retrasos de los expedientes.
    Esperemos que no recaiga sobre el trabajo de los Notarios y Mediadores Concursales la solidaridad con los que se acogen a la Ley de Segunda Oportunidad.

  7. En relación a mi comentario anterior, el legislador ha cambiado el borrador que tenía preparado y ha optado por la salida más lógica, que ya se estaba dando de hecho; si dos MC no aceptan la designación, se entenderá por realizada el AEP, cumpliéndose uno de los requisitos de la exoneración de créditos. En este caso el concurso consecutivo deberá ser presentado por el acreedor y el Juzgado designar un AC que empiece con la fase común del concurso.

  8. Ese es el espíritu y lo que procura os todos los AC, magnifico articulo Antonio.

  9. Coincido plenamente con lo expuesto en el artículo respecto de la dávida de la cuenta arancelaria y la profesionalización de la administración concursal.
    Actualmente no son pocos los abogados y despachos que se apuntan rápidamente a las “modas jurídicas”, cuando tocó los concursos, pues a los concursos; cuando tocó las hipotecas, pues a las hipotecas. Otros hemos seguido dedicándonos al derecho concursal, la mayoría con “amor” por esta profesión, manteniéndonos en el cañón todos estos años de concursos con escasa masa o directamente sin ella. Y no solo no ha habido en el “haber”, sino que se mantenían los “debe” en forma de gastos en formación, seguros, etc…
    Ahora todos esos que huyeron del trabajo concursal mal retribuido o directamente sin retribuir, volverán a salir como setas, porque volverán a estar de “moda” otra vez los concursos.

  10. Por cierto alguna valoracion del art. 216 del TRLC?

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